Roma vuelve a ser el centro del mundo en las aulas de la PUSC
Proceden de los cinco continentes los estudiantes que en estos días han invadido las aulas de la Universidad para participar en los Cursos de verano de Lenguas Clásicas promovidos por el Departamento de Lenguas de la Santa Cruz en colaboración con el Instituto Polis.
La iniciativa, que ha llegado a su V edición, ve de año en año un continuo incremento de asistencia. Son más de 100 los estudiantes que han venido este año a Roma para asistir a las clases, impartidas por profesores procedentes de algunas de las más prestigiosas universidades del mundo.
Pero si de cursos de lenguas clásicas todos estamos acostumbrados a oír hablar, esta vez hay algo que probablemente sorprenda: el latín, el griego, el hebreo se enseñan de forma viva. Esto quiere decir que la única lengua hablada en clase tanto por el profesor como por los estudiantes es la que se está estudiando. ¿Cursos solo para unos pocos elegidos capaces de expresarse ya en latín o en griego? Nada más lejos de la realidad. Junto a quien de latín, griego o hebreo sabe algo, son muchos los estudiantes que llegan sin ni siquiera conocer el alfabeto y que, gracias al método utilizado, en pocos días son capaces de expresarse en la lengua que han elegido estudiar.
Entrando en las aulas de los niveles más avanzados y escuchando dialogar a los estudiantes parece que se ha transportado 2000 años atrás y asistir a un discurso de Cicerón o a una arenga de Demostene, mientras que en el primer nivel los estudiantes comienzan a dar los primeros pasos como en una escuela elemental romana.
"¡Es increíble como después de haber estudiado durante años y años con el método clásico no se es capaz de coger un texto en latín y entenderlo sin tener que recurrir continuamente al diccionario! Después de pocos días aquí, sin embargo, comienzo a sentirme capaz no solo de entender perfectamente el latín si no incluso a hablarlo", dice Patrick, un estudiante de Estados Unidos. Y en efecto, no es poco frecuente encontrar estudiantes entusiastas hablando latín, griego o hebreo entre ellos no solo en las aulas, sino también durante los descansos y en la comida.
Después de veinte siglos, Roma es de nuevo el centro de la cultura clásica.
Federico Pirrone