«APRENDER ROMA»

«El Rector del Seminario de Cracovia me había repetido muchas veces que, para quien tiene la fortuna de formarse en la capital del Cristianismo, incluso más que los estudios (un doctorado en teología se puede conseguir también en otra parte) es importante “aprender Roma misma”.Traté de seguir su consejo. (…) Y así sucedió».

San Juan Pablo II

Numerosos obispos de todo el mundo envían a Roma sacerdotes, seminaristas, laicos y laicas de las respectivas diócesis con el deseo de que se formen en una formación científica y espiritual profunda.

Roma se convierte de esto modo en el punto de unión que permite reforzar la fidelidad y la unión con la Sede Apostólica.

«¡Roma! Estoy agradecido al Señor por el amor a la Iglesia que me ha dado. Por esto me siento romano. Para mi Roma es Pedro. (…) No es fácil que este pobre sacerdote olvide la gracia de su amor por la Iglesia, por el Papa, por Roma. ¡Roma!».

San Josemaría Escrivá