Conferencia Internacional "San Josemaría y el pensamiento teológico"

Del 14 al 16 de noviembre de 2013, a iniziativa de la Catedra San Josemaría Escrivá activa en la Facultad de Teología, tuvo lugar la Conferencia Internacional "San Josemaría y el pensamiento teológico".

[Crónica]Comunicado de prensa

Telegrama del Secretario de Estado
 

#SanJosemaria2013

Vídeo de apertura
Resumen del Congreso - Entrevistas (ita)

Galería fotográfica - [Flickr]                                     

Como señalaron los organizadores: "la amplitud y la originalidad de la enseñanza de san Josemaría –reconocido por muchos como precursor del Concilio Vaticano II respecto a la llamada universal a la santidad y a la santificación a través de las actividades temporales, seculares y civiles del cristiano− merece la atención de los estudiosos que se plantean la posibilidad de enriquecer la investigación teológica con la escucha de la palabra de los santos".

El Congreso, por lo tanto, "será una ocasión privilegiada para reflexionar sobre este tema a partir de un concreto corpus de doctrina espiritual que resulta particularmente adecuado a esta finalidad".

 

Congreso internacional “San Josemaría y el pensamiento teológico”

LA “EXPERIENCIA DE DIOS”: LO QUE APORTAN LOS SANTOS A LA TEOLOGIA

Los santos tienen la “experiencia de Dios” y por tanto pueden iluminar y enriquecer el desarrollo de la teología. Ese fue el planteamiento de fondo del congreso internacional “San Josemaría y el pensamiento teológico”, organizado en Roma del 14 al 16 de noviembre por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

El congreso debe su inspiración al magisterio de Benedicto XVI, de ahí que uno de los autores más mencionados por los participantes durante los tres días de estudio fuera el propio Joseph Ratzinger. Primero como teólogo y luego como pastor, el Papa emérito ha destacado en múltiples ocasiones que el trabajo del teólogo es siempre secundario con respecto a la “experiencia real” de los santos.

El cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y el profesor François-Marie Lèthel, de la Facultad Teológica Teresianum (Roma),  dedicaron expresamente sus intervenciones al pensamiento de Benedicto XVI, según el cual los santos testimonian “que la verdad de Dios no es una teoría sino una Persona”

En 1993, el entonces cardenal Ratzinger se refirió concretamente al caso de san Josemaría, animando a investigar sobre el impulso que la teología podría recibir de las enseñanzas del fundador del Opus Dei. El Papa Francisco, en el mensaje que envió a los participantes en el congreso, dijo que las enseñanzas de san Josemaría, “al proponer la llamada universal a la santidad, fueron precursoras del concilio Vaticano II”.

La vida en Nazareth

La aportación de san Josemaría al Vaticano II, cuando se cumplen los cincuenta años de su celebración, fue precisamente el marco introductivo presentado por mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei y testigo de los hechos que relató. Si bien san Josemaría no participó personalmente en el Vaticano II, ejerció una influencia concreta en el concilio no solo a través de su predicación y escritos, si no también por medio del eco que sus palabras tuvieron en numerosos participantes. En ese contexto figuran las abundantes conversaciones que mantuvo con padres conciliares.

Las enseñanzas de san Josemaría no se agotan en las cuestiones abordadas por el concilio. Mons. Fernando Ocáriz, profesor de Teología Dogmática y Vicario General del Opus Dei, sintetizó algunos de los temas más significativos que se pueden encontrar en san Josemaría, como la llamada universal a la santidad,  el sentido cristiano de las actividades temporales o la identidad y la misión de los laicos en la Iglesia. Señaló  que la raíz teológica que les “da unidad y, por tanto, especial fuerza inspiradora para la teología”, es la profunda contemplación del misterio de la Encarnación de Cristo, el hecho de que Dios se hiciera hombre.

Ese “cristocentrismo” está en el fundamento de otros aspectos esenciales en san Josemaría como la centralidad de la filiación divina en la vida del cristiano, la misa como centro y raíz de la vida cristiana, la santificación del trabajo, la relación entre sacerdocio común y sacerdocio ministerial, la unidad de vida, la bondad original del mundo, entre otros.

El profesor de Teología Espiritual Javier López, coordinador del congreso, abundó en la idea de que aunque las enseñanzas de san Josemaría se refieran fundamentalmente a cómo llevar una vida cristiana, en ellas hay al mismo tiempo una visión de Cristo que puede iluminar a la investigación teológica. Para el fundador del Opus Dei, la redención de Cristo, que culmina con su muerte y resurrección, ya se estaba realizando durante sus años de vida familiar en Nazareth. Ese hecho muestra que Cristo ha redimido de las consecuencias del pecado a las realidades humanas. 

Los mejores transmisores de la fe

Mons. Ocáriz recordó que la teología como ciencia de la fe sigue un doble principio: por un lado, “escucha a la fe”,  asume sus contenidos que proceden de la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia; y por otro, “razona la fe”, es decir, reflexiona sobre esos contenidos. Las aportaciones de los santos –manifestadas en sus palabras y sus obras- pertenecen a ambos niveles.

Los santos son los mejores transmisores de la fe y ayudan, por ejemplo, a entender muchos pasajes de la Escritura con sentido nuevo. Así lo explicó Giuseppe De Virgilio, profesor de Teología Bíblica en la Universidad de la Santa Cruz, refiriéndose a san Josemaría, citado por Benedicto XVI -en uno de los documentos de su pontificado- como uno de los testigos de la Iglesia que han interpretado y encarnado ejemplarmente la Palabra de Dios.

“Hablar de santidad es, para la Iglesia, un tema difícil”, afirmó Giuseppe Tanzella-Nitti, profesor de Teología Fundamental en la Universidad de la Santa Cruz, pero es algo que de lo que no se puede prescindir: es más resulta necesario volver a hablar de santidad todavía más explícitamente como referencia única e irrenunciables para la Iglesia”.  Frente a quienes presentan la aspiración del cristiano a la santidad en una esfera ideal, separada de la vida social y civil, san Josemaría muestra que es posible vivirla dentro de la historia. En realidad, la vida de los santos ofrece al Pueblo de Dios las razones de la propia fe y de la propia perseverancia en la verdad y en el bien.

Fieles cristianos, unidad y diversidad

Una particular atención se dedicó al ámbito de la teología moral, con la intervención de los profesores Réal Tremblay, de la Academia Alfonsiana de Roma, y Angel Rodríguez Luño, de la Universidad de la Santa Cruz. “La aportación de san Josemaría a la teología moral, según Rodríguez Luño, está en el estilo global de vida cristiana que ha propuesto con fuerza e incisividad”. Un estilo que sugiere, añadió, una teología moral positiva, realista, abierta y amante de la libertad y del pluralismo.

¿Qué imagen de Iglesia que se desprende de la predicación y de la actividad pastoral de san Josemaría? Para José Ramón Villar, Profesor de Eclesiología en la Universidad de Navarra, se trata de una Iglesia en la que todos los fieles tienen la misma dignidad en virtud del bautismo. En san Josemaría, según explico, la condición de “fiel cristiano” es común a laicos, religiosos y ministros consagrados. Existe, por tanto, una unidad de vocación y una distinción de funciones y carismas dentro de una misma misión.

Durante el congreso tuvo lugar la presentación de la primera edición del “Diccionario de San Josemaría”, que recoge un total de 288 voces, de naturaleza teológica e histórica, en la que han colaborado 230 especialistas. Muchos de los temas contenidos en esa obra ocuparon también la atención de las sesiones, como la inspiración que san Josemaría podría ofrecer para otras áreas de la teología e incluso para la filosofía o la ciencia jurídica.

En la conclusión del congreso el cardenal Koch afirmó, glosando palabras de Benedicto XVI, que los santos son los testigos más creíbles de la fe cristiana, los verdaderos reformadores de la Iglesia y los primeros intérpretes de la Sagrada Escritura. En el caso de san Josemaría, el Papa Francisco expresó en su mensaje el deseo de que el ejemplo del fundador del Opus Dei fuera ocasión para una “renovada conciencia de que el creyente, en virtud de bautismo que lo incorpora a Cristo, está llamado a ser santo y a colaborar –con su trabajo cotidiano- en la salvación de la humanidad”.